Con la llegada de un bebé, empieza una nueva vida en muchos sentidos. La maternidad además de traer cambios físicos, trae cambios emocionales que comienzan a experimentarse desde que el bebé está en tu mente, ya sea porque has tomado la decisión de ser madre o porque sabes que estás embarazada.
Ha nacido una mamá
Una vez que el bebé ha nacido hay un antes y un después: no sólo en la rutina diaria sino en la manera de relacionarse con el resto de las personas (familia, pareja, amigos), nuestros valores, ¡incluso nuestra manera de ver la vida!
Algunos de estos cambios pueden afectar a nuestro estado de ánimo o a la autoestima, puesto que están asociados a miedos, dudas e inseguridades. Algunos de los más frecuentes son:
- Sentirte desbordada por la responsabilidad que supone tener a un ser humano bajo tu entero cuidado (y/o el de tu pareja). En estos casos resulta muy útil hablar con alguien acerca de nuestros miedos y tener en cuenta que muchas de las cosas que hoy nos parecen un desafío (por ejemplo, el baño del bebé), se interiorizan con la práctica y se convierten en una rutina. Muchas de nuestras angustias se deben a la inexperiencia.
- Sentir o pensar que te estás convirtiendo en una maniática del orden, de la higiene o de los horarios. Resulta muy útil relativizar, tomar perspectiva y guiar nuestros actos por conductas responsables pero flexibles.
- Sentir o pensar que te estás convirtiendo en una persona monotemática. Es normal que te entiendas mejor con otras mujeres que también son madres. Sin embargo, cuando estés con tu círculo social, esfuérzate por no acaparar el 100% de la conversación con los progresos de tu bebé, sus fotos o sus vídeos. El resto también tienen vivencias que les apetece compartir contigo, y tú agradecerás hablar de temas distintos a la maternidad.
Aunque los miedos y temores que aparecen son distintos en cada mamá (algunas prácticamente blindan la casa, otras tienen pesadillas recurrentes sobre algo malo que le ocurre a su bebé), el temor más frecuente es que el bebé no esté completamente sano. Por ello, muchas mujeres se vuelven más precavidas, o están especialmente alerta a las situaciones potencialmente peligrosas.
- Por otro lado, aparecen cambios positivos que hacen referencia a la manera de percibirse como persona:
- Te conviertes en una persona más práctica.
- Se reduce tu egocentrismo puesto que ahora el centro de tu vida pasa a ser una persona distinta a ti.
- Reorganizas las prioridades en tu vida y te cuestionas cómo son de importantes facetas como por ejemplo el trabajo.
- Muchas veces se estrecha la relación con tu madre y empiezas a relacionarte con ella de una manera distinta experimentando mayor empatía.
- Dejas de preocuparte por cosas sin importancia.
- Descubres que eres capaz de hacer varias cosas a la vez.
Igual que tú, tu bebé estás aprendiendo y creciendo cada día. A la medida que vas superando los pequeños retos diarios todo irá fluyendo de forma más suave y un día te darás cuenta, que poco a poco te estás convirtiendo en una mamá más tranquila y más segura de ti misma. Es un proceso de aprendizaje precioso, del que puedes sentirte orgullosa.
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